miércoles, 23 de enero de 2013

Downstream

Aceptar y aceptarse, le falta lo primero. He tenido que aceptar sus cambios, sus antojos, sus locuras, sus gustos, y no es capaz de aceptar mi reacción ante unas circunstancias totalmente atípicas.
Esta falta de racionalidad (ambos tenemos una pizca de irracionalidad) ha llegado a extremos impensados, extremos de una hipótesis imprevista (aunque la situación se presta a otra hipótesis más acorde a sus gustos).
Su decisión fue clara, evitar el diálogo. Oponerse al contacto conmigo. Yo voy a respetar su decisión. Yo no puedo vivir si. Ella, sería aterrador, pero, al tomar su contundente resolución me enseñara a vivir sin ella, ese es el peligro.
Un peligro mayor es que su acción se prolongué por mucho tiempo, en el cual, al retomar el diálogo, yo me haya tomado otra embarcación un día domingo.

No hay comentarios: